Como NO argumentar en contra del Cambio Cliimático.
Hace unos días llegué a un artículo posteado en la página de CFI Argentina con título: Por qué no soy un fan del Calentamiento Global. Es sabido que muchos defensores del escepticismo niegan la existencia del calentamiento global y si bien no me sorprendió tanto leer un artículo con esta premisa en este contexto, sí me pareció algo bochornoso verlo en el sitio de una organización tan importante como CFI. De todas formas lo leí esperando encontrar buenos argumentos que me ayudaran a aprender más sobre la ciencia del cambio climático; objeciones que me obligaran a investigar más.
Por desgracia, en mi opinión ese artículo no es más que una sarta de evasivas y falacias. Sinceramente espero que los argumentos expuestos ahí no sean el mayor fundamento de su autor, Francisco Bosch. Para ser un artículo que supuestamente explica las objeciones de esta persona, es sorprendentemente vacuo de contenido. Recomiendo leerlo (al menos por arriba) para un ejercicio en como NO hay que argumentar.
Empieza con un gran no-no, un hombre de paja:
Para exponer claramente el tema que voy a tratar, presentaré a continuación las principales afirmaciones planteadas por quienes adhieren al “consenso científico”. Básicamente, sostienen que:
- Existe un proceso de calentamiento general de la Tierra al que se ha denominado “calentamiento global”.
- Dicho proceso es consecuencia, principalmente, de un aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.
- (…)
- Las afirmaciones son verdaderas porque sobre ellas existe un “consenso científico”.
Nadie dice que las afirmaciones sean verdadera porque exista un consenso. Que exista un consenso significa que una comunidad de expertos en un tema están de acuerdo con un cierto número de conclusiones básicas. El consenso no sólo es de opiniones, sino de evidencia: de los papers publicados entre 1993 y 2003 con la palabra clave “climate change” en la base de datos del ISI (Instituto para la Información Científica), el 75% apoyaban el consenso científico explícita o implícitamente y el 25% restante tenían que ver con métodos o análisis paleoclimáticos; ninguno rechazaba el consenso (fuente). El cambio climático antropogénico es verdad no porque haya un consenso, sino por las evidencias. El consenso científico es la consecuencia de esa convergencia de evidencias.
La primera crítica es que “el último reporte del IPCC ha declarado al calentamiento global como un hecho ‘inequívoco’” argumentando que “así formulada, una afirmación resulta contraria a la propia filosofía de la ciencia”. Supongo entonces que Bosch criticará también a los libros de texto por hablar de la evolución como un hecho, tomar como ‘inequívoco’ que todo objeto sumergido en un líquido experimenta un empuje de abajo hacia arriba que es proporcional al volumen del líquido desalojado (principio de Arquímedes). Acusa al IPCC de cometer “una trampa retórica” cuando es él el que está jugando con la semántica. Está más que claro que nueva evidencia podría, teóricamente, mostrar que no existe el calentamiento global, pero actualmente se trata de algo “confirmado a tal grado que sería perverso retener aceptación provisional”.
Más adelante, el artículo se esfuerza en desestimar la noción de consenso. No podía ser de otra manera. En vez de tratar de publicar sus objeciones en revistas con revisión por pares, tratar de convencer a los climatólogos y de esa forma cambiar el consenso, es mucho más fácil o negar su existencia (“Existen controversias sobre la veracidad de las afirmaciones antes enumeradas? Sí, las hay, y son muchas“, dice Bosch sin fundamentarse demasiado), o aceptarlo pero desestimarlo. Francisco Bosch, según dice al pié de página, es un “especialista en Ingeniería del Software y estudiante avanzado de Ingeniería Química”. ¿Es un climatólogo publicando activamente? No. ¿Tuvo acceso a toda la información, datos y contexto que tienen los climatólogos activos? No. Yo tampoco. Entonces poca alternativa nos queda que informarnos sobre lo que concluyó la basta mayoría de los expertos y aceptarlo previsionalmente. Si él (o cualquier otro) quiere desafiar ese consenso debe hacerlo dentro de la comunidad científica; no mediante artículos en la web y apoyándose en documentales. Cabe aclarar que si nos fijamos en sus notas al pie, no hay ni un solo artículo científico en sus fuentes.
Luego de hacer un hombre de paja y desestimar las conclusiones de los expertos en el tema, pasamos a una una impresionante barrabasada:
Hoy, los combustibles más utilizados son los hidrocarburos, pero en realidad cualquier combustión produce CO2. La conclusión es contundente: para disminuir la emisión de este “satánico” gas debemos disminuir también el uso de la combustión como medio de obtención de energía
(Quizás yo no sea más que un pollo de campo, pero en la combustión de Hidrógeno en Oxígeno, por ejemplo, el único subproducto es agua), que se remata con un reductio ad hitlerum:
Esto me hace acordar a cuando en la URSS los discursos justificaban el sacrificio de las generaciones de campesinos de aquel momento basados en la certeza del éxito de la planificación central de la economía, que traería un bienestar asegurado a las generaciones futuras.
La cuestión científica termina ahí y desde ese punto se empieza a criticar al Protocolo de Kyoto y a Al Gore y su película. Llega a caer tan bajo de acusar de hipócritas a los ecologistas que utilizan aviones privados, limusinas, etc… Probablemente verdad, pero completamente irrelevante. Resulta algo cómico leer su crítica a Al Gore por contar una anécdota personal y que su película sea “una burla a la concepción de la ciencia” cuando en ningún lugar del texto se critica evidencias científicas y él mismo utiliza una anécdota que él admite “no he podido verificar [su] veracidad”. (Para que no se me acuse de lo mismo, yo hablé de ellas varias veces en otros artículos). Anécdota que utiliza para argumentar que no podemos prever los avances tecnológicos y, por lo tanto, preocuparnos ahora por el calentamiento global es como preocuparse en 1880 por la cantidad de bosta de caballo que se iba a tener que mover por en el aumento de la cantidad de carruajes 20 años después. Su esquema de argumentación es algo parecido a esto:
- Cambio climático
- ???
- Soluciones!
En su conclusión, Bosch llama por un “debate abierto”. ¿Acaso está advocando ‘enseñar la controversia’ como quieren tantos creacionistas y defensores del Diseño Inteligente? Estoy de acuerdo, tanto en evolución, como en cambio climático, hablemos de la controversia. El problema es que en ambos casos tal controversia es inexistente en la comunidad científica y sólo existe en el ámbito político. Su propio ensayo lo evidencia al estar dedicado casi exclusivamente a cuestiones políticas. En palabras de Doran et al,
Parece que el debate sobre la autenticidad del calentamiento global y el rol de las actividades humanas es inexistente entre quienes entienden las sutilezas y bases científicas de las tendencias climáticas a largo plazo.
Conclusión.
Al principio del texto se listan 9 puntos básicos que representan, según el autor, el estado del consenso científico. Lean el texto y anoten en un papel cuántos de esos puntos refutó o intentó refutar. También anoten en un papel cuántas investigaciones científicas utiliza como fuentes. Mi papel está en blanco, no sé el de ustedes.
Como aclaración final, el artículo no está fechado, por lo que puede ser muy viejo y no reflejar las opiniones actuales del autor. (Según veo en Way Back Machine, el artículo estaba posteado ya en Julio de 2008)
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