El sabor de la música.

250px-BoobaKikiTodos debemos estar familiarizados con el concepto de sinestesia. Recuerdo un programa de Discovery que presentaba a un tipo que podía “saborear” los sonidos como un “superhombre” o algo por el estilo. Cómo funciona esta “mezcla” de los sentidos es algo que los neurocientíficos todavía no han dilucidado aunque hay dos teorías principales. Pero algo que quizás sea aun más interesante que  los casos anómalos de sinestesia es la idea de que todos tenemos la tenemos en un cierto grado.

El experimento más conocido es el de Bouba y Kiki. Viendo la imagen de la derecha es difícil pensar que la forma puntiaguda se llama Bouba y la redondeada, Kiki. Más bien las personas responden lo contrario en un 99% de los casos y algunas investigaciones muestran que el efecto persiste aún en niños de 2 años y medio que, obviamente, no saben leer. Esto muestra que existe una relación entre la forma y conceptos abstractos como el nombre. La evidencia anecdótica también es muy indicativa de esto, aún cuando no sea consistente entre poblaciones, es muy común que las personas asocien números, días de la semana o materias del colegio con colores. Matemática, por ejemplo, a mí me resulta azul mientras que Historia es naranja.

En el país,Victor Mercante (considerado uno de los pioneros de la psicología experimental en Argentina) realizó un estudio con 1.000 estudiantes para investigar la fotocromía a finales del 1800. Recientemente una investigación también nacional liderada por Bruno Mesz (paper original y noticia en La Nación) investigó la relación entre los gustos y la música. Recomiendo leer el paper porque es muy lindo y completo.

barritasLo que hicieron fue pedir a 9 músicos profesionales que realizaran improvisaciones musicales basándose en las palabas “dulce”, “salado”, “amargo” y “ácido” además de palabras de control que hacían referencia a conceptos musicales clásicos. Analizando las características de las composiciones se puede observar que cada palabra incitó tipos de combinaciones bien características. Antes de leer la siguiente lista, piensen qué características asignarían ustedes a cada sabor según tono (agudo, grave), duración de las notas, separación entre las notas, volumen y grado de disonancia… bueno, ya.

  • Dulce: larga duración de las notas, baja disonancia, baja separación entre las notas y bajo volumen.
  • Salado: corta duración de las notas y mucha separación entre notas.
  • Amargo: Tono grave y mucha separación entre notas.
  • Ácido: Tono agudo, larga duración de las notas y muy disonante.

Tengo que admitir que yo pensé cosas muy parecidas. Los investigadores crearon un modelo matemático y lo entrenaron para reconocer cada tipo de composición y logró acertar en un 75%, pero también hicieron un segundo experimento en el cual tomaron a personas sin entrenamiento musical y les preguntaron qué palabra se ajustaría mejor a cada composición. A pesar de sólo escuchar los primeros 15 segundos, los sujetos respondieron en promedio con un 70% de acierto (en este tipo de examen sí hay respuestas correctas).

Lo interesante es ahora preguntarse por qué sucede esto. Las composiciones relacionadas con el gusto dulce fueron en general las más agradables, y no es de extrañar que ese gusto esté relacionado con alimentos con alto contenido calórico, algo que evolucionamos para buscar y comer. Además las composiciones dulces y las ácidas son casi opuestas, hecho que coincide con la idea de que ambos gustos co-evolucionaron juntos. Todo esto señalaría a una explicación fisiológica basada en el tipo de estímulo.

Otra explicación también interesante es la de la relación entre el gusto y algunas comidas típicas. La miel, por ejemplo, es pastosa, pegajosa y de movimiento lento, algo que podría relacionarse con la duración de las notas y la falta de separación entre ellas. Las composiciones saladas, por el contrario, tenían stacattos (notas cortas y separadas) que podrían estar relacionadas visualmente con el aspecto granular de la sal (no me digan que no se imaginaron granos de sal saltando por ahí cuando pensaron en composiciones “saladas”).

Conclusión.

Como es el caso de las buenas investigaciones, este trabajo sugiere muchas preguntas para futuros experimentos. Acá usaron palabras, pero sería interesante usar la sensación gustativa directamente (que los sujetos prueben varias comidas y decidan cuál se ajusta mejor a cada composoción, por ejemplo). Lo dulce fue relacionado con composiciones agradables, ¿qué pasa con las personas que les gusta más lo salado o lo amargo? ¿Habrá diferencias en la forma que relacionan cada gusto con la música? Además en este estudio se crearon composiciones específicas; sería interesante utilizar canciones compuestas sin tener en mente los sabores y ver si existe un consenso en qué gusto es cada una.

Finalmente se podría usar el proverbial fMRI para ver qué partes del cerebro se activan al escuchar las composiciones. ¿Tienen relación con las partes que se activan al degustar los gustos relacionados con cada una?

[Gracias a Bruno Bianchi por recomendar el paper]


ResearchBlogging.orgMesz, B., Trevisan, M., & Sigman, M. (2011). The taste of music Perception, 40 (2), 209-219 DOI: 10.1068/p6801

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