El Sol no tiene la culpa del calentamiento global.

Hay personas que sostienen que la principal causa del calentamiento global es, en vez de las actividades humanas, el Sol. En la superficie, parece una idea bastante lógica. Después de todo, vemos el Sol todos los días y sentimos en piel propia como su radiación calienta nuestros alrededores; nuestra estrella es la fuente de energía que hace posible la vida en la Tierra(sin contar la energía geotérmica de las fumaderas hidrotermales, claro está). Pero a penas uno se pone a analizar el tema con un mínimo de profundidad, resulta que es una noción fractalmente errónea (es falsa sin importar la escala en la que se la analiza).

Para empezar, para cualquiera que haya leído y entendido las huellas humanas en el calentamiento global le resultaría inmediatamente obvio que éstos datos no son consistentes con un calentamiento principalmente heliogénico. Por ejemplo, mientras la superficie, los océanos y la baja atmósfera se están calentando, las capas superiores de la atmósfera se están enfriando. Si el calentamiento global fuera consecuencia de una mayor actividad Solar, esto sería imposible. Todas la atmósfera debería estar calentándose. Tampoco podría explicarse por qué los satélites observan menor radiación escapando hacia el espacio o por qué las noches se calientan más que los días.

Otra cosa que la hipótesis heliogénica no explica es por qué las enormes cantidades de CO2 y otros gases invernadero de origen humano no están afectando el planeta. La concentración de CO2 atmosférico actualmente está en 389.69 partes por millón al mismo tiempo que las actividades humanas emiten más de 36 mil millones de toneladas de CO2 (recordemos que los procesos naturales tomados en su conjunto no tienen un impacto neto en la concentración de CO2). ¿A dónde va todo ese gas? Pues cerca del 45% es absorbido por procesos naturales, lo que significa, irónicamente, que éstos tienen un impacto neto negativo. Recordemos también que la relación isotópica del carbono atmosférico señala la quema de combustibles fósiles como su fuente, al igual que la disminución en el contenido de oxígeno (que se combina con el carbono para formar CO2). A menos que grandes partes de nuestro conocimiento sobre química y física sea erróneo, esos gases invernaderos necesariamente tienen que generar un efecto invernadero.

El índice de la importancia de un factor como posible mecanismo de cambio climático se entiende como forzamiento radiativo y puede calcularse. Las actividades humanas tienen un forzamiento radiativo de al rededor de los 1,6 W/m^2; la actividad solar (efectos directos) está estimado en 0,12 W/m^2. Es decir, más de 13 veces menor. Esto significa que para que la influencia solar sea equivalente a la humana, deberíamos tener un error mayor 1 orden de magnitud. Claro que aún si éste fuera el caso, las actividades humanas aún serían responsables de la mitad del calentamiento global. Si queremos que el Sol sea responsable, por ejemplo, del 90% del calentamiento, necesitaríamos un forzamiento radiativo de 14,4 W/m^2: 120 veces mayor al estimado.

Claro que existen efectos indirectos (rayos UV y cambios en su magnetósfera) cuyo efecto es poco entendido. El IPCC tiene una tabla que representa las áreas de mayor incertidumbre (siempre presente en la ciencia) en diversos efectos y su forzamiento radiativo ordenados aproximadamente en orden de importancia. La radiación solar se encuentra décimo entre los 16 ítems; no demasiado importante. Más aún, lo poco que sabemos sobre los efectos indirectos de la radiación solar parecería indicar que sus efectos son pequeños.

Finalmente, para comprobar capacidad de la hipótesis heliogénica para explicar el calentamiento global actual, podemos hacer correr modelos climáticos. Es decir, alimentar a una computadora con todo lo que sabemos sobre el comportamiento del clima y observar qué sucede. Si hacemos un modelo que incluya los efectos de las emisiones humanas y otro sin ellas, podemos comparar cuál se ajusta mejor a los datos:

screenshot.7 (fuente:Informe Síntesis del IPCC, pág 6)

Conclusión

Basándonos en todo el conocimiento que tenemos actualmente, está claro que las actividades humanas son las responsables del calentamiento global. De más está decir que nuevos datos siempre pueden cambiar las conclusiones previas, pero los nuevos datos requeridos para refutar las conclusiones básicas del IPCC son enormes. Basarse en las áreas donde el conocimiento científico no está claro para negarlas no es más que un ejercicio de Pensamiento Ilusorio y un argumento por ignorancia.

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