Los animales migran debido al calentamiento global.
Una de las respuestas predecibles de los animales y plantas frente al aumento de la temperatura es migrar hacia regiones más frías. Esto, básicamente, significa mudarse a más altitud o moverse hacia los polos. Pero así como esta la respuesta de los animales es predecible, también lo es el de los “escépticos” del cambio climático: negar, desinformar, malinterpretar y sembrar confusión.
La ciencia básica es más que simple: la temperatura suele disminuir con la altitud y aumentar con la latitud. Si una determinada planta tiene un rango de temperatura ambiental óptima pero su hábitat comienza a calentarse, las plantas que estén en las zonas más calientes van a tener menos éxito que las que están en zonas más frías y que ahora empiezan a ser más hospitalarias. A grosso modo las plantas que están a más altitud y mayor latitud (más cerca de los polos) van a sobrevivir mejor a este cambio y así todo el hábitat se mueve en esa dirección. Lo mismo pasa con los animales aunque estos también tienen la virtud de poder moverse con sus propios medios. Este efecto ha sido observado hacer tiempo. Ya en 2003 la revista Nature publicó 2 estudios “masivos” que concluían que analizaban más de 1500 especies distintas y concluían que sus hábitats estaban migrando hacia el norte (porque los estudios se hicieron en el hemisferio norte) a una velocidad de 6 km por década y que los comportamientos asociados con la primavera se adelantan unos 5 días por década.
Un reciente meta-análisis publicado en la revista Science realizó un análisis estadístico de unas 2000 especies y sus regiones de acción y concluye que, en promedio, la velocidad de migración es de 16,9 km por década hacia los polos y de 11 metros por década hacia tierras más altas. Esto es, según los autores, 3 y 2 veces más rápido de lo que se pensaba. Los autores también encontraron que las especies que más rápido están migrando son las que habitan en las regiones que están sufriendo más calentamiento (no todo el globo se calienta igual) y que la magnitud de la migración era cercana a la esperada teniendo en cuenta la magnitud del calentamiento.
Número tan altos y dispares con el resto de la literatura sin duda deben levantar algunas sospechas entre los científicos activos en ese campo. Me imagino que en los meses siguientes este estudio va a ser sujeto a varias críticas. Veremos qué sucede. En cualquier caso las críticas, esperemos, van a ser más substanciosas que las ofrecidas por un notorio negacionista del cambio climático Luboš Motl. En un post en su blog concentra tanta desinformación que me sorprende.
Motl comienza haciendo notar que todas las especies eran del hemisferio norte. Y sí, la mayor parte de la investigación es realizada por Europa y EE.UU. por lo que la mayor parte de la información confiable va a ser de especies de ese hemisferio. Los propios investigadores se quejan de eso en el artículo en Science Now y he leído trabajos que notan esta falencia (igual me acuerdo haber escrito sobre un paper similar sobre un pececito australiano). De todas formas esto es un dato menor, lo importante va a continuación.
Estamos hablando de un cambio del hábitat de unas 100 millas en 20 años.
Tuve que buscarlo en google pero 100 millas son unos 160 kilómetros. ¿De dónde saca esta cifra si el paper habla de 16,9 km por década? Al principio no lo entendía pero luego caí en la cuenta. En la noticia que Motl linkea se hace referencia a una mariposa que “migró 135 millas en 21 años”. Que use este dato extremo en vez del promedio que concluye el trabajo no sólo es engañoso sino que, sumado a que no linkea a la publicación original, me hace pensar que ni siquiera leyó el paper que está criticando. En cualquier caso, esto es la base para su argumentación:
Sin embargo, esta figura de 200 o incluso 300 kilómetros cada 20 años que indican claramente no tiene nada que ver con la tasa de calentamiento global. ¿Por qué?
Si se substituye el calentamiento observado en 20 años –algo así como 0,3ºC (…)– y si se calcula la distancia que uno debería alejarse del ecuador para compensar por este calentamiento, se obtiene una distancia mucho menor. La diferencia polo-ecuador en la temperatura media global es de unos 80ºC (…). Así que 0,3ºC es aproximadamente 1/250 de la distancia polo-ecuador y 1/250 de 10.000 km es más o menos 40km o 25 millas.
Este argumento es fractalmente falso. Es incorrecto sin importar a la escala en la que se mire y cualquiera que haya leído el paper siquiera superficialmente reconocería por qué. Dejemos de lado que la figura con la que comienza es un orden de magnitud mayor al realmente publicado, o que pretende utilizar el aumento en la temperatura media global para predecir efectos locales o que no tuvo en cuenta la correlación encontrada entre el calentamiento local y la migración observada. Tampoco da para señalar sutilezas como que el aumento de la temperatura en el hemisferio norte en realidad es mayor que la media por ser un hemisferio principalmente continental. Tampoco lo voy a criticar por utilizar una función tan simplista de la disminución de la temperatura según la latitud que no tiene en cuenta factores meteorológicos como las células convectivas. Ni tiene sentido señalar que sugerir que como los animales migraron más de lo esperado, entonces “no tiene nada que ver” con calentamiento global es cualquier cosa menos un argumento válido. No, lo peor de su argumento es que su valor de 20km por década es –oh, la ironía– ¡muy cercano al que llegaron los investigadores!
Conclusión.
Además de satélites y estaciones meteorológicas la naturaleza nos brindó miles de millones de termómetros naturales con los cuales corroborar la noción de que el planeta se está calentando. Lejos de “tambalear la farsa” el calentamiento global es cada vez más innegable.
Chen, I., Hill, J., Ohlemuller, R., Roy, D., & Thomas, C. (2011). Rapid Range Shifts of Species Associated with High Levels of Climate Warming Science, 333 (6045), 1024-1026 DOI: 10.1126/science.1206432
Comentar