Los milagros imposibles.
Massimo Pigliucci del excelentísimo blog y podcast Rationally Speaking escribió un artículo enojado por cómo la prensa yanki trató el caso de un supuesto milagro. La historia es típica: un pobre niño tenía una horrible enfermedad que los médicos no podían controlar y se cura luego de que la madre rece para que su dios lo cure. Pigliucci entra en los detalles de este caso en particular, pero a mí se me ocurrió pensar sobre el concepto del milagro en general.
La mayoría diría que un milagro es un evento que va en contra de las leyes naturales. Pero qué es y en qué consiste exactamente una “ley natural” no está del todo claro. Los científicos “violan” las llamadas leyes naturales todos los días… la búsqueda de eventos inexplicables por la ciencia es la labor diaria del investigador. Por poner un ejemplo reciente, algunos datos sugieren la existencia de una nueva partícula no predicha por el modelo estándar; y para poner un ejemplo popular, hay tantos científicos que quieren encontrar el Bosón de Higgs, como que quieren no encontrarlo porque significaría que hay algo que no conocemos (sí, admito que no es tan popular como un partido River-Boca). En cualquier caso, el Marqués de Sade ya refutó esta idea en su “Diálogo entre un sacerdote y un moribundo”
Para persuadirme de la verdad de un milagro tendría necesidad de estar muy seguro de que el acontecimiento que tú llamas de esa manera fuera absolutamente contrario a las leyes de la naturaleza, pues sólo lo que está fuera de ella puede pasar por milagro. ¿Y quién la conoce bastante para atreverse a afirmar cuál es precisamente el punto en que se detiene y cuál es el que infringe?
(Creo que este es un cuento de niños… o al menos debe serlo ya que un amigo de mi familia me lo leía cuando estaba en la primaria)
Hume también tenía algo que decir con la cita que abre el artículo de Pigliucci. Ambos hacen referencia al principio de que “pruebas extraordinarias requieren evidencias extraordinarias” (Sagan debía tener alguna máquina del tiempo o algo). Tanto Hume como Sade nos dicen que la afirmación de que ha ocurrido un verdadero milagro es tan extraordinaria, que la carga de prueba es prácticamente imposible de cumplir.
Esto se puede formalizar si tenemos en cuenta el razonamiento Bayesiano (o al menos mi limitado entendimiento de él). Para aceptar que se trata de un mecanismo sobrenatural primero hay que aceptar que éste es más probable que un mecanismo natural… pero ¿qué clase de “violación de la ley natural” es un evento que es más probable que el natural? La única forma de afirmar que un evento sobrenatural ha ocurrido es admitiendo que es más probable que uno natural, ¡pero esto va en contra de la misma definición de “sobrenatural”! ¡El propio concepto de milagro es autocontradictorio!
Tomemos un caso particular, como el de la monja que afirma que Juan Pablo II le curó su Párkinson para ejemplificar. Asumiendo que la mujer sí tenía párkinson y sí se curó, tenemos dos posibilidades: que fue una curación espontánea natural, o que fue una curación sobrenatural; tenemos que aceptar (tentativamente) la posibilidad que sea más probable. Si decimos que es más probable que se trate de una curación natural, entonces no hay problema: es un caso ordinario. Pero si decidimos que es más probable que se trate de una curación sobrenatural, ¿no estamos diciendo acaso que lo sobrenatural es más común que lo natural?
Conclusión.
La objeción estándar a los milagros es que se trata de un argumento por ignorancia. No sabemos cómo podría haber ocurrido la sanación por lo que concluimos que es un milagro. Claro que “no sabemos que es” y “sabemos que es un milagro” son dos afirmaciones mutuamente contradictorias y es difícil ver cómo de una se podría concluir la otra. Yo creo, sin embargo, que existe otra objeción: los milagros son imposibilidades lógicas.
Comentar