Separando el tiempo del clima.

Un principio básico es que el tiempo no es el clima. Por desgracia, la palabra “tiempo” en español es poco feliz ya que no sólo significa las condiciones meteorológicas locales en un momento dado, sino también una curiosa variable utilizada en física. En inglés “weather” es mucho más cómoda para utilizar pero bueno, lo que ellos ganan en vocabulario lo pierden en conjugaciones verbales.

El clima, a diferencia del tiempo, denota el promedio de las condiciones meteorológicas de una región. Que en julio de 2007 haya nevado en Buenos Aires no significa que hayamos dejado de tener un clima templado. Por convención se define el clima como las condiciones promedio de una región durante 30 años. La señal del calentamiento global, entonces, no se observa en el día a día sino en el cambio progresivo de los valores medios. Más aún, al ser global hay que tener en cuenta todo el planeta no una sola región.

Pero los registros de la temperatura no pueden hacer otra cosa que registrar el día a día y el de sólo un lugar del mundo. Hay que utilizar técnicas estadísticas para obtener información relevante a partir de esos datos. Pero aún así, esos registros tienen mucho ruido que oculta la señal del calentamiento global causado por los humanos. Parte de ese ruido se debe a errores de medición, y la otra parte a la variabilidad natural producida tanto por factores conocidos como desconocidos, es decir, el tiempo. En un paper publicado en diciembre de este año Grant Foster y Stefan Rahmstorf buscaron eliminar esos factores para que la verdadera señal emerja por encima del ruido.

Para eso agarraron los 5 principales registros de temperaturas globales (GISS, NCDC, HadCRUT, RSS y UAH) durante los 32 años en los cuales los datos se solapan y estimaron el efecto de 3 factores naturales que influyen sobre las temperaturas globales: El Niño (ENSO), los cambios en la radiación solar y las partículas en suspensión (aerosoles). Luego restaron su influencia en los registros. La resultante, entonces, es una serie con la diferencia de temperatura que cabría de esperar si esos factores no existieran.

Por ejemplo, si un año se vio influido por un fenómeno El Niño muy fuerte, en los datos “crudos” aparecería con una temperatura particularmente alta (como en 1998). Mediante el método que propone este paper a ese año se le “resta” la variación de temperatura causada por ese El Niño, eliminando su influencia. Esto se puede ver perfectamente en los gráficos antes y después; el pico de 1998 se ve muy reducido en los datos procesados.

FR11_AllCréditos: Skeptical Science

Esto no elimina la totalidad de los factores naturales, obviamente, sólo disminuye la influencia de estos 3 factores conocidos. El resultado es que

Cuando se tienen en cuenta las fluctuaciones en la temperatura de los últimos 32 años (que tienden a ocultar la continuación de la tendencia del calentamiento global), es obvio que no ha habido ninguna cesación, ni una reducción del calentamiento global en la última década (…). Cualquier desviación de una tendencia linear sin cambios puede explicarse por la influencia de ENSO, volcanes y la variabilidad solar.

Los autores dicen que “esta es la verdadera señal del calentamiento global”. No estoy seguro de que sea tan absoluto. Es probable que hayan otros factores en juego y quizás algunos que directamente no conocemos; además como los factores climáticos interactúan entre ellos, no estoy seguro que tal cosa siquiera exista. Si las partículas en suspensión afectaran el fenómeno El Niño (cosa que, según tengo entendido, no es muy probable), entonces sería más difícil eliminar la influencia total de ambos factores eliminándolos por separado. Lo que sí podemos decir es que estos datos muestran la señal antropogénica con mayor claridad.

Los autores también listan la tendencia lineal causadas por estos factores naturales y notan que no sólo es muy pequeña en relación a la tendencia antropogénica sino que es negativa. Es decir, el efecto de El Niño, los cambios en el Sol y la concentración de aerosoles produjeron, en total, un ligero enfriamiento. Esto significa (acordando con lo concluido en un trabajo anterior) que “la tendencia atribuible al calentamiento global es un poco mayor a la que se observa en los datos crudos”.

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