Sonda WISE en camino.
Hace milenios la humanidad está completamente desprotegida en caso de que un meteorito choque contra la tierra. ¡No más! Despidan a Bruce Willis; ya no lo vamos a necesitar alerta para destruir cualquier asteroide que amenace con destrozar la vida en la Tierra como la conocemos. La sonda WISE (Wide-Field Infrared Survey Explorer) escaneará el espectro infrarrojo durante 9 meses. Esto permitirá, entre otras cosas, encontrar pequeños asteroides en posible riesgo de colisión con nuestro planeta.
Es que de este tipo de cuerpos son los que tenemos que cuidarnos. Los asteroides y cometas más grandes (del tipo que produjo la extinción de KT) aunque pueden destruir casi toda la vida en la Tierra, son fáciles de detectar y son pocos, por lo que tendríamos años de advertencia previa antes de un impacto de ese tipo y éste es inherentemente poco probable. Pero los más pequeños -de unas pocas decenas de metros- son más preocupantes. De estos hay muchos más y son mucho más difíciles de encontrar, catalogar y mapear sus órbitas. Y, si bien no son lo suficientemente grandes para extinguir toda la vida en la Tierra, tienen energía miles de veces la de una Hiroshima. Un asteroide de este tipo puede destruir ciudades enteras y es lo que se cree produjo el Evento de Tunguska.
Por ahora no tenemos mucho en cuanto a acciones para evitar los impactos. Sabemos que explotar el meteorito con bombas nucleares no sirve para nada ya que lo importante es la energía cinética que imprime en el planeta; no importa si ésta es distribuida en varios pedazos pequeños o uno grande. La forma más curiosa que escuché para salvarnos de un impacto es usar una nave espacial muy pesada y estacionarla cerca de la superficie del asteroide y dejar de la propia gravedad de la nave cambie la órbita para que no le pegue a la Tierra. Claro que este sistema sólo sirve si es detectado con suficiente antelación, y para eso van a servir los datos de la sonda WISE. Una posibilidad intrigante, también, es que en vez de hacer que el asteroide erre, modificar su trayectoria de tal forma que sea capturado por la Tierra y poder estudiarlo de cerca o minar sus metales.
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