Cambio Climático: Cuando el escepticismo se pasa al lado obscuro.

Ya escribí 2 artículos sobre la evidencia que apoya la noción del cambio climático antropogénico (uno concerniendo la evidencia de que el planeta se está calentando y otro acerca de cómo sabemos que las actividades humanas son las responsables) y uno sobre los paralelismos entre el negacionismo climático y el creacionismo; pero un aspecto de todo este debate que es particularmente perturbador es el número de personas que apoyan el pensamiento crítico y la divulgación científica pero que al mismo tiempo, mantienen posiciones completamente contrarias al consenso de evidencias y científicos.

Este es el caso de Michael Shermer (quien cambió de opinión en 2006) y Penn & Teller. Incluso James Randi jugueteó con el tema para luego publicar una tibia retractación unos días más tarde. Para peor, éste es un tema recurrente en muchos sitios web sobre ciencia; es una norma casi sin excepción que todos los artículos importantes que tocan el tema del Cambio Climático tienen al menos un comentario que afirma que es todo un gran fraude. Esto se da aún en publicaciones serias como Scientific American o New Scientist. Podcasts cuyo público aprecia el pensamiento crítico y la importancia de la ciencia reciben mails y comentarios sobre la temática y sitios web dedicados a la divulgación científica y la crítica paranormal hacen eco de los argumentos negacionistas.

Es una situación que me es difícil de comprender. Quizás tenga que ver con ideologías libertarias, o con el placer de sostener posiciones controvertidas. En cualquier caso, hay una característica en común en la mayoría de los negacionistas: no son expertos. No es el rol de los divulgadores científicos, juzgar las conclusiones de un campo científico que no les pertenece. Se pueden hacer críticas a los métodos específicos de un estudio o a sus deducciones lógicas, pero nadie que no sea un experto está en condiciones de socavar las conclusiones más básicas a las que llegó la comunidad científica en un campo determinado. Leyendo algunos comentarios esto queda bien claro. “Esto se basa en mi conocimiento rudimentario sobre los hechos acerca del planeta Tierra”, dice Randi y más adelante, “Por favor, nótese que esta es mi opinión amateur, basada probablemente en datos insuficientes”. “¿Quién realmente miró los datos? Yo no pretendo haberlo hecho…” dice Brian Dunning en un episodio de Skeptoid un tanto ambiguo.

Pues la comunidad de climatólogos analizó los datos y existe un consenso sólido. Quien no haya analizado la evidencia, no está en posición de rechazar los resultados de ese consenso y que no pretenda dar su opinión personal sobre un tema en el cual no está capacitado para darla. Yo admito abiertamente que no soy un experto en el tema, pero los artículos que he escrito sobre el calentamiento global se limitan a divulgar cuál es la posición de los expertos. Y quien quiera desafiar ese consenso debe pasarse el tiempo necesario estudiando los datos y teorías del campo y no tratar de convencer al público. Es decir, la verdadera discusión ocurre al nivel académico, no al nivel de la educación popular (como hacen los creacionistas).

Pero ¿cuán sólido es el consenso?. Un estudio de 2009 por Peter Doran y Maggie Zimmermann envió un cuestionario a más de 10.000 miembros de facultades de geociencias. Encontró que un 90% de los que respondieron (un 30%) opinan que las temperaturas se están elevando en comparación con los niveles pre-1800 y que un 82% afirmaron que la actividad humana es un factor significativo. Entre quienes seleccionaron “ciencias climáticas” como su área de experiencia y un 50% o más de sus papers publicados eran sobre el tema, los porcentajes fueron 96% y 97% respectivamente. Similares resultados obtuvo Anderegg et. al.

Usamos una base de datos de 1.372 científicos del clima y datos sobre sus publicaciones y citas para mostrar que (i) 97-98% de los climatólogos más activos en el campo concuerdan con los principios de Cambio Climático Antropogénico caracterizados por el IPCC, y (ii) la experiencia y prominencia científica de los investigadores no convencidos del CCA es substancialmente menor que la de quienes sí lo están

Obviamente, los negacionistas tienen sus métodos para rechazar tan abrumador consenso: conspiración. En rangos que van desde la avaricia y afán de fama de los científicos hasta un plan malévolo orquestado por los iluminati masónicos y los judíos marxoliberalistas. Claro que esa es una nueva afirmación extraordinaria que debe ser justificada. Considerando que aún luego de “filtrarse” miles de mails privados de un grupo de climatólogos no se encontró ninguna evidencia de conspiración y que aún un panel que recomendó una reforma fundamental a los métodos del IPCC le otorgó la calificación “B+”, diría que una gran conspiración es poco probable.

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