Cuánto calentamiento está garantizado.

En un comentario en el post anterior, un lector afirmó que si bien aceptaba la existencia del cambio climática y sus causas antropogénicas, sí rechazaba el “catastrofismo del que hace gala el periodismo”. Esto es una posición razonable. Propensos a presentar anécdotas como si fueran datos, incapaces de presentar los últimos descubrimientos en su contexto apropiado y tratando de encontrar el ángulo controversial o revolucionario a cada noticia, los medios generalistas son una pésima fuente de información científica. Pero ojo, que he encontrado personas que equiparan alarmismo no con el amarillismo de la prensa, sino con las conclusiones sólidas y basadas en las mejores investigaciones a las que llegó el IPCC tratando de enmarcar la discusión como realistas contra “alarmistas”. Esto es particularmente irónico cuando varias críticas al IPCC es que sus reportes son demasiado conservadores.

Pero justo la semana pasada se publicó en la revista Science un paper por Davis, et al. que tiene que ver con el tema y me pareció interesante. El estudio trata de establecer cuánto calentamiento está ya garantizado con la tasa de emisiones actual; un mínimo esperable. Hicieron esto modelando qué pasaría si mantenemos la infraestructura actual hasta su fecha de caducidad (calcularon unos 40 años para las centrales de energía de carbón y 17 años para los autos, por ejemplo) pero no construimos ninguna otra fuente de CO2. Los resultados son algo tranquilizadores en que la concentración de CO2 se estabilizaría en 430 ppm (partes por millón) y el aumento de temperatura sería de 1,3 ºC sobre el promedio pre-industrial. Esto es por debajo de los 2 ºC y las 450 ppm consideradas algo así como el “punto sin retorno”. (más en Scientific American). En comparación, con un escenario con una expansión ininterrumpida de nuestra dependencia en combustibles fósiles los modelos predicen una concentración de más de 600 ppm y un aumento de la temperatura de entre 2,4 ºC y 4,6 ºC para 2100. En palabras de los autores, “las mayores amenazas del cambio climático son consecuencia de infraestructura que todavía no existe”.

Esto es, claro está, un escenario extremadamente irrealista. Los propios autores reconocen las limitaciones del estudio:

Sin embargo, poca duda existe de que se van a construir muchos más dispositivos que emiten CO2. Nuestro análisis considera sólo los dispositivos que emiten CO2 directamente. También existe una infraestructura substancial para producir y facilitar su uso. Por ejemplo tanto las fábricas de motores de combustión interna, autopistas regadas de estaciones de servicio como las refinerías de petróleo promueven la continuación de las emisiones de los transportes basados en petróleo. Aun más, satisfacer la creciente demanda de energía sin producir CO2 requerirá un desarrollo y despliegue verdaderamente extraordinario de recursos de energía limpia, quizás 30 terawatts para el 2050. Sin embargo, evitar los impactos principales del cambio climático depende del éxito de los esfuerzos para superar la inercia infraestructural y desarrollar una nueva generación de artefactos que puedan proveer energía y transporte sin emitir CO2 a la atmósfera.

Es decir, es posible evitar los efectos del cambio climático o al menos mitigarlos. No estamos ante el fin del mundo ni tenemos que encerrarnos en el sótano con el sombrero de papel de aluminio en la cabeza. Pero tampoco se puede enterrar la cabeza en el suelo y culpar al Sol, los rayos cósmicos o pensar que no hay nada de que preocuparse.

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