El fraude de ‘Climategate’.
Hace poco más de un año un grupo de hackers robaron y publicaron miles de mails privados de científicos de la Unidad de Investigación Climática [Climate Research Unit o CRU] en la Universidad de Anglia del Este. De esos miles de emails, los negacionistas climáticos seleccionaron (Cherry Picking) un puñado de frases y extractos que, sacados de contexto, pintaban una imagen de fraude científico, manipulación de datos y vicios en el proceso de revisión por pares. Un año después, este evento sigue siendo citado como evidencia clara e incontrovertible de que el cambio climático antropogénico (ACC) es fruto de una conspiración de los científicos para ganar dinero y conseguir becas de investigación cuando, en realidad, es una muestra de la ignorancia y/o manipulación de los grupos ideológicos.
Quizás el extracto más famoso y citado es en el que se habla de un “truco” para “esconder la disminución [en las temperaturas]”. Esto hace referencia a un gráfico en el que se combinaban las temperaturas obtenidas mediante medición directa (termómetros) y las reconstrucciones históricas basadas en los anillos de los árboles. La reconstrucción del clima pasado (paleoclimatología) tiene gran relevancia porque ayuda a calibrar y validar los modelos climáticos y a entender cómo se comporta este complejo sistema que es el clima. Pero los registros basados en termómetros y estaciones meteorológicas sólo existen desde que existen tales cosas; para conocer la temperatura en le pasado más lejano es necesario usar proxis. Los de la CRU estaban usando el grosor de los anillos en los árboles para inferir la temperatura. Simplificando las cosas, a mayor temperatura, mayor crecimiento y mayor grosor. El problema es que cerca de la década del ‘60, estos proxis mostraban una disminución en la temperatura que se desviaba de los registros por termómetro. El famoso “truco” para esconder dicha “disminución” consistía en combinar ambos registros y truncar el registro paleolimático en el momento en el cual divergía de las temperaturas medidas. Difícilmente evidencia de falsificación de los datos.
Como verán, hace falta un párrafo de unas 200 palabras para poner en contexto una cita de menos de 10. Dado que hay una base de datos de 1000 mails para minar citas fuera de contexto (Quote Mining), sería imposible responder a todas las posibles malinterpretaciones que pueden salir de ahí (Estampida de Gish). Por suerte, varios grupos analizaron los mails con el peine fino y publicaron sus conclusiones (esta lista la saqué de este post en skepticalscience):
- En febrero de 2010 la Universidad de Pennsylvania publicó un reporte [pdf] con los resultados de una investigación previa que, entre otras cosas, concluyó “que no existe evidencia creíble que el Dr. Mann haya participado directa o indirectamente en acciones con la intención de falsificar o manipular datos”.
- En marzo del mismo año, el Comité de Ciencia y Tecnología en el Reino Unido presentó sus reportes [pdf] que también deja claro que no hay evidencia alguna de fraude o manipulación de datos.
- La propia Universidad de Anglia del Este creó un Panel Internacional para investigar la CRU y no encontró “evidencia de mala praxis científica en ningún trabajo de la Unidad de Investigación Climática”
- La Universidad de Pennsylvania publicó su reporte final [pdf] en junio de 2010 cuya conclusión es esencialmente la misma que el anterior.
- Un mes más tarde, la Universidad de Anglia del Este publicó otra investigación [pdf], esta vez de un panel independiente que examinaron los mails y no encontró “ninguna evidencia de comportamientos que podrían socavar las conclusiones del IPCC”
- También, la Agencia de Conservación Ambiental de EE.UU. (EPA) revisó los emails en el contexto de peticiones para cambiar su posición sobre el cambio climático y no encontró razón para poner en duda la integridad de los científicos o sus resultados.
- Finalmente, ni siquiera el propio gobierno inglés [pdf] (quien le paga los sueldos a los acusados y tiene interés en que su dinero no sea mal usado) encontró evidencia de fraude.
El argumento obvio de los negacionistas seguramente va a ser que estas investigaciones no son verdaderamente independientes, que hay presión para mantener el estatus quo o que son una parte de la conspiración. Esto, sin embargo, los lleva al territorio mágico de lo infalseable en el que cualquier evidencia que contradiga sus creencias puede ser desestimada. En otras palabras, el dominio de la fe.
Conclusión.
Todo el bulo de Climategate no fue más que una manufatuversia; una falsa controversia manufacturada por grupos con una agenda negacionista que trata de sembrar la desconfianza en el público. Nada en este escándalo sugiere que las conclusiones básicas del IPCC sean falsas ni hay razón para que esto afecte la credibilidad de la comunidad climatóloga. Lo que es peor, aún cuando las acusaciones fueran ciertas, toda la ciencia del calentamiento global no se vería afectada por la mala conducta de un pequeño grupo de investigadores. Cabe notar qué es lo que no se encontró en esos mails: evidencia incontrovertible de una conspiración a nivel mundial para engañar al público. Es irónico que al final los únicos criminales son, en realidad, los hackers que robaron y publicaron información privada.
No sólo el calentamiento climático y su subsecuente cambio climático son reales y las causas son principalmente antropogénicas, sino que no hay nada que demuestre que se trate de una gran conspiración.
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